sábado, 6 de abril de 2013


Respirando Aire Fresco en Semana Santa 

Si usted salió este fin de semana a caminar, relajarse y tener una extraordinaria semana santa, de seguro se animo a visitar el extraordinario paisajes que ofrece el valle del Mantaro para ti.
Yo, en esta semana santa decidí ir a caminar a ingenio donde se encuentra el principal criadero de truchas de la región Junín que esta ubicado a unos 28 kilómetros de la ciudad de Huancayo que también conocido por sus paisajes y flora existente.
Mi viaje se inicio en la carretera central del distrito de Hualhuas de la provincia de Huancayo, donde espere a que pasara el carro “Corazón de Jesús”, como unos 10 minutos y si es un día feriado como este la gente se anima a ir a pasear con su familia y porque no a Ingenio, me subí al carro que estaba repleto de turistas nacionales y turistas de la región. en la travesía pasamos por los distritos de: San Pedro de Saño, San Jerónimo de Tunan (conocido como lugar de artesanos dedicados a la orfebreria) y la provincia de Concepción también aprecie restaurantes de pachamanka, grandes campos de cultivo de alcachofa y maíz, hasta llegar a nuestro destino pero el carro nos dejo a unos 10 metros antes del criadero de trucha ya que por esta semana santa se pudo observar de que llegaron mas turistas que los años anteriores, algunos con sus carros personales y otros con empresas de tours haciendo de que se congestionara el transito, tuve que bajarme y seguir mi recorrido caminando, al llegar al puente de valle azul me di cuenta de porque había mucho trafico porque a partir de ahí solo se podía subir caminando, a caballo o a burrito donde los pobladores se habían puesto de acuerdo para hacer este recorrido.
Decidí seguir caminando y veía a los pobladores en sus puestos de comida que te llamaban para disgustar sus platos típicos de la región como el: yuyo, puchero, cuy colorado, chicharrón, tamalitos de pollo mazamorra de chuño, pachamanka al horno, trucha frita, entre otros. Cuando uno pasa caminando no podía seguir su recorrido sin probar estos ricos platos, al ver tanta variedad que a uno se le hacia agüita la boca así que no me quede atrás, decidí probar una mazamorra de chuño que me gusto tanto que me dio por comer un plato mas, pero probé unos tamalitos de pollo que estaban tan riquísimos, al terminar seguí continuando con mi travesía.
Al llegar al criadero de truchas había una cola larga para poder sacar un ticket para poder ingresar, pero también había personas que estaban para comprar en grandes cantidades trucha para llevar para venta, después de tanto esperar un trabajador nos guio a mi y un  grupo de personas a las diferentes posas explicándonos el ciclo biológico de la trucha que uno podía observar truchas de colores, de distintos tamaños y hasta se podía pescar.
Al salir decidí ir a las cascadas que tanto me habían hablado unos amigos, camine unos 2 kilómetros mas desde el criadero de truchas siguiendo el afluente del rio chiapuqio que nace de una laguna creada por los deshielos del nevado de Huaytapallana; nunca imagine ver a muchas familias que disfrutaran el paisaje, el campo lleno pastizales, las aves, jugar entre ellos vóley, futbol, hasta preparar su propia comida al aire libre sin que alguien le dijera que esta contaminado el medio ambiente o esta siendo presionado por alguien.
A o lejos se escuchaba el sonido de la caída de agua pero uno no podía distinguirlo por los arbustos de pino, tumbo, y otras especies de arboles al acercarme puede observar varias caídas de agua consecutivas con un metro de distancia,  estas cascadas median entre unos 5 metros y 3 metros de altura  donde se posaban cinco patitos que eran de color negro, con las parte superior de la cabecita de color rojo, que dejaban que la corriente se les llevara hasta una cierta distancia para regresar de nuevo y hacer lo mismo. En los arbustos se veían unas pequeñas aves de color negro que hacían un ruido como si silbase una persona haciendo que hubiera un ritmo con la caída de las aguas. Las personas que también estaban por el lugar quedaban asombradas y maravilladas por el paisaje donde todo estaba rodeado de cerros empinados y ver como las personas crían sus animales en la punta de los cerros también disfrutar del viento que al rosar tu rostro sientan una brisa helada pero eso si nadie se atrevió mojarse en el rio ya que el agua es muy helada, como sacar el agua del refrigerador.
Fue una experiencia inolvidable, al dejar la ciudad de lado, respirar aire fresco, salir de una vida rutinaria y liberarse de tanto estrés que uno vive cada día. Este año aumentaron las visita al campo por los turistas nacionales y regionales esperemos que el próximo año sea de una aventura mas y también para seguir conociendo los paisajes hermosos que tiene el valle del Mantaro.